jueves, 23 de septiembre de 2010

SAN MIGUEL DE ZUMETZAGA

Puerta de acceso



Xabier Lete: Salbatoreko erromeria

El próximo 29 de Septiembre, festividad de San Miguel Arcángel, las gentes de Bakio, Mungia y Meñaka, se acercarán hasta las escondidas campas en la ladera del monte Jata, en las que se asienta esta pequeña ermita románica.

Sus orígenes la datan en el siglo XII, contemporánea de la cercana, y más conocida por estar junto a San Juan de Gaztelugatxe, San Pelayo.


La austera iglesia está conformada por una sola nave de planta rectangular y edificada con piedra de mampostería. Los dos ambientes del templo van abovedados, y separados por un gran arco triunfal apuntado y doblado que cae en pilastras cruciformes frenteadas por fuertes medias columnas rematadas en capiteles muy rudos. Su foco de mayor interés se encuentra en el vano del ábside. Un ábside que en su cara exterior presenta una decoración de doble arquivolta y pequeñas columnas labradas con motivos vegetales y figuras monstruosas. Además, la pequeña ermita cuenta con tres entradas, donde llaman la atención el acceso del lateral a mediodía, muy austero, o el de los pies de medio punto.




Vista trasera de la ermita



Vano del ábside


Puerta y fachada sur


Pórtico


Pila de agua bendita junto a la entrada del pórtico


Para ver el interior de la ermita hay que pedir la llave en el caserío que hay frente al pórtico, o al menos eso dicen, porque, tras llamar y rellamar, sólo obtuve la respuesta de varios perros. Así que me tuve que conformar con mirar a través de los ventanucos que se abren en las puertas, lo que me permitió contemplar los espectros que moran dentro de la ermita.

¿mamuak/fantasmas?

domingo, 19 de septiembre de 2010

La lluvia amarilla


Casa en ruinas -Otxate-




Albada: Labordeta e Imanol



Cuando lleguen al alto de Sobrepuerto, estará, seguramente, comenzando a anochecer. Sombras espesas avanzarán como olas por las montañas y el sol, turbio y deshecho, lleno de sangre, se arrastrará ante ellas agarrándose ya sin fuerza a las aliagas y al montón de ruinas y escombros de los que, en tiempos, fuera […] la solitaria Casa de Sobrepuerto.
[…]
Durante largo rato, contemplarán el pueblo en medio de un silencio sepulcral. Todos ellos lo conocen desde antiguo. Alguno, incluso, tuvo familia aquí y recordarán los tiempos en que subía a recordar a sus parientes por las fiestas de Otoño o Navidad. […]
Pero, desde que murió Sabina, desde que en Ainielle quedé ya completamente solo, olvidado de todos, condenado a roer mi memoria y mis huesos igual que un perro loco al que la gente tiene miedo de acercarse, nadie ha vuelto a aventurarse por aquí. De eso, hace ya casi diez años. Diez larguísimos años de total soledad. Y, aunque de tarde en tarde, hayan seguido viendo el pueblo desde lejos –cuando suben al monte por leña o, en el verano, con los rebaños-, en la distancia, nadie habrá podido imaginar las terribles dentelladas que el olvido le ha asestado a este triste cadáver insepulto.
[…]


Julio Llamazares. La lluvia amarilla


Esta mañana, mientras conducía para acercarme al punto de inicio de la ruta de montaña que había planificado, he escuchado en la radio la triste noticia del fallecimiento de José Antonio Labordeta. Sus canciones han vuelto a mi memoria, y mientras me acercaba a las ruinas de Otxate, uno de los escasos despoblados de Álava (los oficialistas me dirán que está en Treviño -Burgos-, pero me quedo con lo que quieren las gentes que por allí viven), no podía dejar de recordar a los hijos de la María ( los que se fueron a Nueva York para trabajar de negro e indio en un salón), y al Marcelino y la Miguela (que se fueron a la emigración y ahora dicen "Gutten tachen, Auf wiedessen, chulico"), a Andrés, de Casa Sosas, el último de Ainielle, el que no estaba loco ni condenado y que permaneció fiel hasta la muerte a su memoria y a su casa, y a todas las personas que un día tuvieron que salir de sus pueblos,ya fuera voluntariamente o por obligación, y de aquellos que, pese a las dificultades y a la dureza de la vida en los pueblos de montaña, resistieron los embates de los cantos de sirena que llegaban de las ciudades.


Torre de Otxate



Ruinas en Otxate


Ermita de Burgondo -Otxate-


Interior de la ermita de Burgondo

Torre y ruinas de Otxate desde Burgondo

sábado, 1 de mayo de 2010

Piérola





Dufay: Nuper rosarum flores



Tenía una deuda personal con Piérola, y no porque sea bastante aficionado al muy recomendable vino que con igual nombre hacen en Moreda de Álava. Se trata más bien de que el convento de Piérola, o de San Juan de Piérola, aplacó mis frustraciones de escalador limitado, y me acogíó entre sus ruinas al ser incapaz de subirme por las exigentes paredes de la escuela de escalada que hay junto al convento.

A medio camino entre los pueblos alaveses de Antoñana y Orbiso, y al pie del monte Hornillo, el lugar de Piérola se menciona en el acto de entrega de Álava a Castilla en 1332 como una de las casas-torre más destacadas junto a las de Mendoza y Gebara. En el siglo XV, el lugar es donado a los franciscanos que fundan el convento de Santa María de Piérola, más tarde llamado San Juan de Piérola, y en el que permanecerían hasta la famosa Desamortización de Mendizabal, que los obligó a desalojarlo.

Actualmente, de la iglesia quedan en pie algunas paredes maestras y la espadaña barroca, además de parte de las dependencias conventuales que se utilizan actualmente como almacen agrícola.




Piérola desde el camino de Antoñana







Espadaña




Dependencias conventuales




" Camino de los frailes" hacia Oteo




Puerta de la muralla de Antoñana

domingo, 4 de abril de 2010

HERNIO




Hernio desde el collado de Zelatun






Kepa Junkera y Mª del Mar Bonet: Lili eder bat badut nik


El Hernio,montaña mítica de Gipuzkoa, en cuya cima ha ido creciendo un bosque de extraños arbustos de metal, de piedra y de madera, y de sólo dos ramas horizontales, y de las que por el mes de Septiembre, brotan unas llamativas cintas de colores.

De las ramas de uno de estos arbustos de piedra cuelgan unos aros metálicos, de los que dicen que hay que pasarselos por todo el cuerpo para estar a salvo de un tal Reuma. No sé quién es este Reuma, pero por lo que he leído, debe ser el espiritu de uno de los centuriones romanos que fueron derrotados en el collado Zelatun por los vascones en tiempos en los que ni siquiera mi abuela había nacido.


Extraño bosque de arbustos en la cima



Arbusto de piedra con los mágicos aros metálicos




Cima del Hernio en la que destaca un arbusto gigante



En esta borda se debe refugiar el espíritu del centurión Reuma



Errezil desde el camino de Zelatun al Hernio




Fresno/Lizarra en el collado de Lizarbakarra